Todos los años con mi familia planeamos un divertido viaje
para compartir y disfrutar todos unidos mientras duran las vacaciones.
Este año nos llamó
mucho la atención Tacna debido a su variedad de culturas, productos baratos y
diferentes tipos de platos.
Fueron todas aquellas
ideas que nos llamaron mucho la atención y de un momento a otro comenzamos a
planificarnos para viajar al día siguiente. Cepillos, ropa, zapatos, shampoo,
pasta de diente, en fin, todo aquello que necesitaríamos una vez ya llegados.
Estando ya despiertos para comenzar el viaje, guardamos las cosas en el auto,
nos acomodamos, posteriormente lo llenamos con bencina y finalmente partimos
nuestro paseo. Iba todo bien encaminado. Todos alegres, comiendo, contando
chistes y disfrutando.
Sin duda, un viaje
hasta el momento inolvidable. Sin embargo, todo dio un giro cuando llegamos a
Arica. Estábamos esperando unos papeles que mi padre había ido a buscar al
terminal, cuando de pronto mi madre Verónica se dio cuenta que tenía vencido su
carnet de identidad. Fue allí donde los rostros y el ambiente de felicidad
cambiaron. Comenzamos a preocuparnos y a cuestionarnos hasta pensar lo peor,
pero igualmente decidimos probar suerte e ir a ver si pasábamos la frontera.
Llegamos y esperábamos muy nerviosos y ansiosos en la fila cuando se encendió
la luz roja de una pequeña pantalla que se encontraba arriba de nosotros y ya
sabíamos que era nuestro turno. Estaban los de la PDI mirándonos fijamente
mientras le entregábamos nuestros documentos. Muy asustados esperamos el turno
de nuestra madre. Cuando ya lo era, observamos al hombre que estaba al frente
de nosotros y notamos que algo andaba mal.
Fue en ese instante
es que nos negaron l pasada debido a que no se podía ingresar y cruzar la
frontera sin carnet a fecha. Como familia sentimos desilusión y pena, pero ya
no había vuelta atrás, sólo quedaba regresar a nuestra ciudad dejando todas las
ganas de lado.
Como buenos chilenos,
siempre con la frente en alto, recorrimos nuevamente aquel camino que hace poco
habíamos recorrido. Pero si algo bueno se puede sacar del ‘’viaje’’, es que
aprendimos: Siempre revisar los documentos y no sólo los de uno, sino también
verificar al de los demás. Asegurarse que estén al día y así poder viajar
libremente y sin tener que devolverse.
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